Como cualquier otro arte, el teatro sirve para conocerse mejor, tanto individual como colectivamente. Por su analogía con la vida misma, tiene también el poder del ritual y la magia transformadora del empoderamiento.
Puedes decidir qué quieres ser, qué quieres que suceda y qué mensaje dar, convirtiéndolo simplemente en una realidad. Una realidad que emana belleza y compartiéndola la entregas de nuevo a la vida.
Creo que esa es nuestra misión como seres humanos: experimentar la belleza y ayudarnos unos a otros a poderlo hacer. La belleza, en cualquiera de sus manifestaciones, es nuestra única esperanza.